Hola Juan,
Estaba deseando que acabara el mes para contarte todo lo que hemos hecho. Ya que ha sido un mes con hitos muy muy importantes.
Por un lado, como te avisaba en mi última carta, febrero lo empecé preparando el cumple de Juan con los trillis. Tan sólo nos dijo que quería un regalo, y por su puesto se lo compré ¡qué menos! Pero, con sus hermanos decidimos hacerle sufrir un poquito antes de llegar a él y nos fuimos a comprarle pequeñas cositas que le gustan (un paquete de palomitas, un bote de nocilla mini, un paquete de conguitos…) y se las fuimos envolviendo en paquetes, dentro de paquetes más grandes para que se entretuviera un rato.h
Luego compré una bombona para hinchar globos y ¡no veas qué divertido! Con tu hermano, que había venido ese fin de semana, nos metimos en la cocina para que no nos pillara. Y antes de que nos diéramos cuenta teníamos media cocina llena de globos. Lo único, que no me di cuenta que el paquete de globos no tenía muchos azules y, bueno… no era exactamente lo que había pensado, pero quedo muy chulo y, sobre todo, le hizo mucha ilusión.
El día de su cumple tenía partido de baloncesto y, una vez más volvieron a ganar y por mucho. Así que en cuento vieron que tenían garantizado el partido, empezaron a intentar meter triples y se lo pasaron pipa. El baloncesto y el deporte en general, están siendo un buen apoyo en él para liberar energía, estrés… y gestionar mejor el día a día, que no siempre es fácil.
Cuando volvimos, hacía tan bueno que comimos en el jardín carne a la plancha. Juan fue el cocinero que se preparó un buen chuletón. Era principio de febrero y aún hacía fresco. Así que sacamos la mesa donde había sol para que nos calentase un poquito durante la comida. Aunque, yo que soy friolera, terminé con el abrigo puesto.
Es increíble como ha pasado el tiempo. Ya tiene 14 añazos. Aún recuerdo cuando nació. Esa primera noche en la que no queríamos ninguno de los dos dejar de mirarle. Y a partir de ese día, me invaden los millones de recuerdos juntos. Has sido una parte súper importante de Juan y estás dentro de él, en su interior, aunque no te pueda ver. Te aseguro que estos siete meses lo está haciendo bastante bien a pesar de la edad y las circunstancias, y ese corazón noble le va a guiar en su vida. Pero te necesita y mucho. Intentaré que aprenda a escucharte y a buscarte en el interior de su corazón cada vez que te necesite. Estoy segura que encontrarás la forma de hacerlo.
Al día siguiente se fue con Andrés y un amigo a ver un partido de baloncesto en el Wizin Center. ¡¡Un regalazo!! Como siempre la entrada y la salida a Madrid fueron un poco locura, pero es un regalo que nunca olvidará.
Por otro lado, y uno de los grandes hitos ¡Por fin presenté y pagué el impuesto de sucesiones!No sabes que dolor ha sido eso. Con lo organizada que soy (ya me conoces) en agosto mismo empecé a prepararla documentación para hacerlo con tiempo y sin prisas. Pero, ya sabes. Siempre pasa algo: Un documento que pides que no encuentran, un papel que tardan semanas en enviar y que hace que no puedas pedir el siguiente… y al final acabé presentándolo tres días antes que acabara el plazo. ¡¡Daba saltos de alegría!! Por fin ya estaba en paz con hacienda.
Si embargo, mi alegría duró poco y ese mismo día ingresaron a mi padre. Llevaba dos meses quejándose de un bulto en el brazo que le afectaba a una mano. Había ido varias veces al médico, estaba con sesiones de fisio para recuperar la movilidad…. Pero las pruebas iban lentísimas y no había un diagnostico. Hasta que un día le empezó a temblar el ojo y la mano. Fue a urgencias y acabó ingresado y haciéndole pruebas para ver que le había pasado. Y, lo que nadie sospechaba… resultó que tenía varios tumor cerebrales y metástasis en varias partes del cuerpo.
Me quedé sin palabras. Pensé: ¿De verdad? Solo habían pasado seis meses desde agosto. Estaba empezando a sentir que cada uno íbamos encontrando nuestro hueco, empezábamos a hacer nuestras rutinas, yo casi tenía controlado el tema del coche, los impuestos pagados… Y“¿Otra vez?”. Me quedé mucha. Quizás la vida vaya de esto y no me había enterado hasta ahora. No sé. Prefería no pensar. Si algo había aprendido en el último año era que lo que tendría que ser sería, y lamentarse es una perdida de tiempo. Cuanto antes aceptas mejor.
Pero bueno, ya conoces a mi padre: habla con todo el mundo, es vitalista, positivo… así que yo creo que del hospital ya no se olvidará nadie de él. Y si a eso le añadimos los corticoides… ni te cuento, ya no hay quien le pare.
El diagnostico inicial era malo, pero lo último que íbamos a hacer era dejar de soñar. Así que el objetivo era a disfrutar con él el tiempo que teníamos por delante fuera el que fuese.
En ese estado no podía quedarse solo así que decidimos que se venía a casa para que le tratasen en Madrid, y luego, cuando no estuviera con tratamiento, que se fuera con mis hermanos. Y así lo hicimos. Y para que estuviera más cómodo y pudiera estar en la terraza disfrutando del solecito le compré un balancín con forma de huevito, que es para meterse y no salir en todo el día. Se que si estuvieras aquí me hubieras dicho que era un trasto en la terraza, pero no pude resistirme.
Sobre el día de los enamorados no hice nada especial. Realmente nunca lo hicimos tú y yo, Cayó en martes, fui a la ofi y luego para casa. Pero cuando estaba en el coche, iba pensando y me di cuenta que, aunque no fuere uno de los días más importantes para nosotros, seguía siendo un día maravilloso ya que sigo plenamente enamorada de tí y de los niños, fruto de nuestro amor. Y cada vez que los veo, que me preguntan algo, que me abrazan, no puedo más que derretirme de amor. Así que he decidido que por supuesto… seguiré celebrándolo.
En nuestro día a día sigo una rutina bastante tranquila. Paso la mañana en la ofi y la mayor parte de las tardes en casa. Los niños estudian o juegan y yo mientras intento estar en el sofá leyendo, escribiendo y observando. Observando lo que hacen, como se hablan, como juegan, como se divierten, como se enfadan, como se concentran y se desconcertaran delante del libro… Y observando cada vez veo más, entiendo más y soy capaz de encontrar el mejor hueco para meterme y que se puedan apoyar en mí.
El otro día Juan pasó un día malo. Yo a esos días los he bautizado como un día de “M”. Te reconoceré que suelo tener de esos días y he aprendido a aceptarlos. Días que me levanto “borrascosa”, que no me apetece levantarme, que no me apetece ir a la oficina y que me quedaría en la cama todo el día. Así que entendí por lo que estaba pasando. Pero no necesitaba entenderlo yo, necesitaba que él lo entendiera, que fuera consciente y que lo aceptase con normalidad. Al principio estaba encerrado en si mismo, no sabía ni como contármelo. Así que simplemente escuche, y le fue haciendo preguntas para que él mismo fuera encontrando que era lo que le removía. Mejor que él no lo sabía nadie. Tan solo tenía que llegar a él y lo consiguió. Llegó a casa y a lo largo de la tarde, fue soltando esa mochila que traía del cole y volvió a ser él, a sonreír…
Y es que, si de una cosa me he dado cuenta es que no puedo evitar que les pasen cosas, no puedo hacer que dejen de sentir lo que sienten, que pasen situaciones complicadas… Pero si que puedo ayudarles a que tengan herramientas para que puedan gestionarlas de la mejor manera posible.
No se que conseguiré. No se si lo estaré haciendo bien. No se si seré capaz de impactar en ellos y hacer que vean todos los recursos que tienen delante de ellos para poder gestionar las situaciones más complejas. Pero estoy poniendo todos los recursos para que as´sea. Desgraciadamente, para saberlo tendrán que vivir situaciones difíciles (bueno… ya lo están haciendo). Y desde ahí, desde ese punto de dolor, será desde donde podrán salir y caminar cada vez con más fuerza y seguridad.
Bueno, y eso es todo. Ya ves que mes más intenso. El mes que viene más y mejor (promete)
Te quiero infinito…. Tu princesita.