Hola, Hola, 

Ya estoy aquí de vuelta. No se si ha sido el mes de enero o el cambio de año a 2023 pero nos ha sentado de maravilla. Los primeros días de enero fueron agotadores porque, como te comentaba en la carta anterior, recuperarnos de la intensidad de la Navidad nos llevó tiempo. Pero 2023 ha sido para mí cómo empezar un nuevo curso: con una nueva libreta, con nuevos bolígrafos y estuche nuevo. Y poco a poco me acostumbro a mi nueva situación y a mi nueva rutina.

En mi día a día, una de las cosas que más me ha dado la lata ha sido el mantenimiento del coche ¡qué dolor! Pero ya lo tengo casi controlado. Me he hecho mis excel con las cosas que tengo que ir haciendo y creo, cruzo los dedos, que ya no me tocan más sorpresas, porque me han ido pasando todas: me saltó el piloto del liquido refrigerante estando de camino al Pirineo. Me dio una piedrita durante el viaje y me tocó cambia la luna delantera. Luego me saltó el aviso de cambio de las pastillas de freno. Ya que le llevé, cambié las ruedas de delante. También me saltó el piloto del nivel de aceite que rellené un pelón. Me falló la batería. Vamos… que no hay piloto que no me haya saltado en los poquitos meses que llevo desde que soy la responsable de su mantenimiento. Mi pregunta siempre es ¿no podía pasarme el año que viene?

Los niños y yo estamos de lo más vagos. Necesitamos tiempo para encontrar el sitio donde estamos todos más cómodos. Porque seguramente sería mas fácil si trazara yo sola para donde ir, pero estoy segura que va a ser más saludable si lo hacemos entre los cinco. Todos hemos vivido mucho, todos tenemos mucho dolor y mucha alegría dentro, pero cada uno lo gestiona de una forma y mi objetivo es que el proceso sea lo más saludable posible. Cada uno va a una velocidad pero siento que todos que vamos a mejor y hemos dado ya pasitos juntos de la mano en la nueva dirección.

Las infinitas anécdotas contigo nos acompañaran siempre, y como te prometí se las recuerdo a los peques, y se las recordaré (como hacías tú con las anécdotas de la mili) para que las recuerden siempre y formen parte de su historia. Además iremos añadiendo nuevas que te iremos contando y que irás viendo porque las anécdotas siguen surgiendo en el día a día como en cualquier familia.

Tati el otro día estabamos en la comida y nos comentó algo de Voley. Uso una palabra, que según Juan no existía, que se la había inventado. Se giró, me miró y me preguntó:

  • Mamá, ¿qué es lo que diría papá? A que seguro que estaría recordándole todas las comidas ese palabra. 

Pues sí, estabamos todos seguros que sería así. Que a la mínima que hablara de Voley se lo recordarías con esa mezcla de humor, cachondeo y cariño con el que siempre lo hacías. Y ya que no lo dices tú lo decimos nosotros y nos reímos tal y como lo hacíamos juntos en cada comida.

Y como ves que cumplo mis promesas, ya hemos empezado a viajar a los sitios donde íbamos juntos y poco a poco a otros que no nos dio tiempo a viajar. Organizar yo sola la logística es más lento pero simplemente empiezo antes y listo. Y es que me encanta viajar porque en cada viaje ahí estas tú: dentro de cada uno de nosotros, en el asiento de al lado, en la habitación de al lado.. siempre con nosotros.

Bueno, y eso es todo por enero. Reconozco que más sosainas pero así es un poco enero. El mes que viene te espera una carta mucho mejor llena de noticias frescas ya que, como sabes, febrero arranca con el cumple de Juan, así que… ya estoy deseando contártelo todo.

Te quiero infinito… tu princesita