Un grupo de ranas viajaba por el bosque y, de repente, dos de ellas cayeron en un hoyo profundo. Todas las demás ranas se reunieron alrededor del hoyo… Cuando vieron lo hondo era éste, le dijeron a las dos ranas en el fondo que, para efectos prácticos, se debían dar por muertas.
Las ranas no hicieron caso a los comentarios de sus amigas y siguieron tratando de saltar fuera del hoyo con todas sus fuerzas. Las otras seguían insistiendo en que sus esfuerzos serían inútiles. Finalmente, una de las ranas puso atención a lo que las demás decían y se rindió. Ésta se rindió, se desplomó y murió.
Sin embargo, la otra rana continuó saltando tan fuerte como le era posible. Una vez más, la multitud de ranas le gritaba y le hacían señas para que dejara de sufrir y que simplemente se dispusiera a morir, ya que no tenia sentido seguir luchando. Pero la rana saltó cada vez con más fuerzas hasta que, finalmente, logró salir del hoyo. Cuando salió, las otras ranas le dijeron:
“Nos alegramos de que hayas logrado salir, a pesar de lo que te gritábamos”.
La rana les explicó que era sorda y que pensó que las demás la estaban animando a esforzarse más y a salir del hoyo.
Una palabra de aliento a alguien que se siente desanimado puede ayudar a levantarlo, al igual que una palabra negativa puede hundirlo.
Así que pase lo que pase, recuerda: no dejes de intentarlo (aunque los demás te digan que no lo vas a conseguir). Solo cuando lo intentas puedes llegar a conseguirlo