¿A quién no le gusta dar un abrazo? Bueno, pues además dicen que tan sólo cuatro abrazos al día nos ayudan a mejorar la calidad de vida así que a partir de ahora… ¡a abrazarse!

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Por lo que se dice, cuando das un abrazo prolongado, la tristeza, el enfado o la tensión disminuyen. Pero además de una creencia, la ciencia ha ido más allá y ha encontrado múltiples bondades que van desde la salud, la belleza y el intelecto, y es que puede mejorar nuestra calidad de vida.

Es tan importante el abrazo para la estabilidad emocional que, de acuerdo con Kathleen Keating, autora de ‘La terapia del abrazo’, son necesarios “cuatro abrazos diarios para sobrevivir, ocho para mantenerse y doce para crecer” dado que:
1. Ayuda a la comunicación: Un abrazo genera confianza y un sentido de seguridad. Esto ayuda a la comunicación abierta y honesta.

2. Alivia sentimientos de soledad o ira: Los abrazos pueden aumentar instantáneamente los niveles de oxitocina, otorgando una sensación de bienestar y contrarrestando los sentimientos de soledad, aislamiento e ira.

3. Reduce el estrés: La abrazoterapia hace que tu cuerpo libere oxitocina, serotonina y dopamina que actúan como sedantes y producen bienestar y calma, reducen los niveles de noradrenalina y cortisol (las hormonas del estrés), relajan los músculos y liberan la tensión. Muy necesario en los niños.

4. Fortalecen el sistema inmunológico. La suave presión sobre el esternón y la carga emocional que esto crea estimula la glándula del timo, que regula y equilibra la producción de glóbulos blancos en la sangre, ayudándote a mantenerte sano.

5. Eleva la autoestima. Los abrazos nos hacen sentir amados y especiales. De hecho, muchos especialistas asocian el autoestima a las sensaciones táctiles de nuestros primeros años de vida. Los mimos que recibimos de nuestros padres mientras crecimos nos marcan, y conectan con nuestra capacidad de querernos y respetarnos a nosotros mismos.

6. Relaja los músculos. Losa abrazos liberan la tensión en el cuerpo. Pueden incluso calmar algunos dolores al estimular la circulación en los tejidos blandos.

7. Equilibran el sistema nervioso. El efecto de la humedad y la electricidad en la piel que da un abrazo puede equilibrar nuestro sistema nervioso.

8. Nos enseñan cómo dar y recibir. Los abrazos nos educan sobre cómo fluye el amor en ambos sentidos.

9. Son parecidos a la meditación y la risa. Los abrazos nos alientan a fluir con la energía de la vida. Además, nos sacan de nuestros patrones de pensamiento y conectan con los sentimientos, equilibrando nuestra respiración.

10. Fomentan la empatía y la comprensión. Y eso beneficia a todos.

Y es que cuando abrazamos y nos abrazan todos los órganos de nuestro sistema se activan: el corazón, el cerebro, los sensores de nuestra piel y nuestro sistema endocrino. Según el psicólogo Matt Hertenstein, “el simple acto de abrazar no se siente solo en el cuerpo”. Su efecto químico también está relacionado con la bondad social, cuyo objetivo es la función de conectar a unas personas con otras.
Aprovecha cualquier ocasión para abrazar a tus hijos, a tus padres, a tus hermanos, a tus amigos, a tus compañeros…

 

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