Ayer leí por primera vez un articulo que hablaba de Jack Andraka y lo que ha conseguido este niño es increíble: ha creado un método que detecta el cáncer de páncreas parecido a las tiras que permiten a los diabéticos hacerse una pequeña incisión en el dedo y un aparato les dice cómo está la concentración de glucosa en sangre.
El sistema de Andraka detecta la mesotelina, una proteína cuya presencia en el torrente sanguíneo se dispara cuando aparece el cáncer de páncreas con un ridículo coste «de tres centavos de dólar.
Su inspiración para trabajar en la búsqueda de la detección precoz del cáncer pancreático, fue la muerte de un amigo de su familia que para él era como un tío. En la búsqueda de respuestas, encontró que la razón de la baja tasa de supervivencia a este cáncer se debe principalmente a la falta de detección temprana (el 85% de los cánceres de páncreas se diagnostican tarde, cuando a la persona le queda solo un 2% de probabilidad de supervivencia). Comenzó,entonces, a pensar en varias maneras de detectar y prevenir el crecimiento del cáncer antes de que las células cancerígenas se vuelvan invasivas.
La idea de su test de cáncer pancreático le vino cuando estaba en clase de biología en North County High School mientras el profesor explicaba cómo los anticuerpos se combinan con determinadas proteínas en la sangre, a la vez que leía un artículo de la revista Science sobre los nanotubos de carbono, unas estructuras con un grosor equivalente al 0,00002% del cabello humano que transmiten la electricidad. ¿Por qué no poner nanotubos con anticuerpos que reaccionen a la mesotelina y a continuación colocar en ellos una gota de sangre de una persona? Cuanta más mesotelina haya en la sangre, más se van a unir a ella los anticuerpos, con lo que se van a separar los nanotubos y, por tanto, van a transmitir peor la electricidad.
Siguió investigando buscando en Google artículos sobre sobre nanotubos y bioquímica cancerígena, gracias a que la mayor parte de los estudios que necesitaba leer habían sido colgados on line gratis por las autoridades médicas estadounidenses (unos 500 estudios).
Cuando tuvo las cosas claras, empezó a contactar a investigadores. Su madre, enfermera, le ayudó a hacer los emails más atractivos. Tras 200 rechazos, el oncólogo Anirban Maitra, del Hospital de la Universidad Johns Hopkins -el mejor hospital de EEUU, en Baltimore- le aceptó. Pero fue difícil: «Lo más duro fue equilibrar mi vida personal con la del laboratorio, porque tenía que seguir yendo a clase y hacer los deberes». Hubo noches en las que no durmió, y otros días en que sus interacciones sociales se redujeron a mensajes a través del móvil.
Hasta que un domingo de madrugada, Andraka y el equipo de Maitra vieron cómo unos nanotubos detectaban mesotelina. A principios de 2013, los experimentos con ratas de laboratorio también fueron positivos.
Al contrario que los tumores de colon o de mama, ese cáncer se esconde en el páncreas y no tiene síntomas hasta que es demasiado tarde. Ahora, sin embargo, podemos estar ante un método revolucionario para descubrir a este asesino en sus primeros estadios de desarrollo, y que también podría aplicarse a otros tumores, como el de mama, ovarios, e, incluso, el de pulmón.
Y todo esto gracias a un niño de 15 años que viene de una familia «en la que se habla de ciencia en la mesa», que sus padres le han dejado a él y a su hermano mayor (también científico precoz) usen el sótano para sus experimentos, con una sola condición: «No usar material inflamable si ellos no están en casa».
¡Es increíble! Ojalá se haga realidad
Andraka sigue investigando. Ahora opta a un premio de 7,5 millones de euros de la Fundación Qalcomm para diseñar una máquina portátil que permita diagnosticar enfermedades y comunicar los datos a través de Internet.
Aqui podréis encontrar más información:
https://es.m.wikipedia.org/wiki/Jack_Andraka
http://www.jackandraka.com