¡Buenos días!
Ya es 8 de julio y por lo tanto mi cumpleaños. Y como es tradición, aquí estoy, un año más, rascando unas horas de sueño delante del ordenador, intentando recoger mis emociones y sentimientos en un año muy especial porque cumplo cincuenta años: ya soy oficialmente ¡una cincuentona!
Lo primero de todo deciros que llego a los cincuenta con sentimientos encontrados. Por un lado feliz, encantada con la edad y agradecida por seguir cumpliendo años. Y por otro lado con el hueco de las últimas perdidas que está haciendo que esté viviendo una época de recogimiento, metida en mi caparazón y esté en modo reflexivo sobre la vida, la muerte, la existencia, la transcendencia..
Y mientras estoy encantada con la edad, y agradecida por seguir cumpliendo años y seguir compartir los años que tengo (aunque no son los que siento, y viva con la sensación de estar aún en los treinta y tantos), cada vez que echo la vista atrás y recuerdo todo lo vivido y toda la intensidad con la que lo vivimos a lo largo de los cincuenta años, soy consciente de que son cincuenta (no podrían ser ni uno menos).. Años repletos de momentos de felicidad pero, en muchas ocasiones en medio de la adversidad y la incertidumbre. Momentos que siempre me dejaron un aprendizaje y me fueron ayudando a conocerme, a crecer, a madurar, y a aprender a vivir con serenidad, en paz y harmonía abrazando las perdidas y la ausencia con amor.
Hace unas semanas empecé a escribir este mensaje y ahí se quedó. Porque, como comentaba, tenía sentimientos encontrados y mientras una parte de mi quería que pasara desapercibido, otra parte de mí llevaba semanas diciéndome que si llevaba unos veinticinco años recordando mi cumpleaños, mandando correos para que a nadie se lo olvidase felicitarme era porque me encanta que me felicitasen. Así que, aunque desde ayer cada vez que pienso en hoy se me encoge el corazón porque inevitablemente recuerdo a mis dos apoyos, mis dos hombres que hoy no me llamarán ni me felicitarán (mi padre y Juan) y no puedo evitar que se me ponga un nudo en la garganta y me salte alguna lagrimilla, aquí esta mi correo para recordaros, un año más, que hoy es mi cumple (aunque luego pase el día en modo avión) y compartir un pedacito de mi.
Al ser una cifra tan significativa, empecé recordando todo lo que había vivido a lo largo de mi vida y, como no podía ser de otra forma, no pude evitar sonreír (como siempre hago cada vez que miro a cualquier momento de mi vida). Y es que a lo largo de los últimos años me habréis oido decir muchas veces que soy una suertuda, porque así lo siento. Porque a pesar de todo lo que he vivido últimamente, he tenido una vida plena y feliz. Además ¿a quién no le pasan cosas? Y digo que he tenido una vida plena y feliz porque cada una de las etapas por las que he ido pasando a lo largo de mi vida, y que me han hecho llegar aquí, han sido maravillosos, he vivido momentos inolvidables, he sacado lo mejor de cada instante y he conocido a gente maravillosa que han compartido algún momento de mi vida y me han ayudado a llegar aquí, a los cincuenta. Por todo ello, cuando pongo todo en la balanza, el balance no podía ser mejor.
La primera de todas es la infancia: un regalo. Siempre me han dicho que la Tatianita de pequeña era una niña buena, algo reservada, muy alegre, muy positiva, con mucha predisposición a aprender a hacer cosas, trabajadora, con mucha fuerza de voluntad y con mucha vitalidad. También era muy sensible y todo me afectaba, así que en la mayoría de las ocasiones se me pasaba después de haber llorado un buen rato (os recomiendo llorar delante de un espejo era mi especialidad). De pequeña todo era simplemente fácil, maravilloso, divertido, novedoso, apasionante.. Todo me parecía fenomenal y no encontré nunca un motivo para enfadarme. Más bien pensaba que discutir era una perdida de tiempo (y sigo pensándolo a día de hoy).
Luego llego la adolescencia, y bueno habría que preguntar a mi madre, pero la Tatianita adolescente creo que no fue muy trasto, ni dejo de hablar con el mundo, ni se enfadaba… simplemente añadió un poco de locura e improvisación a su vida. Fue una época para descubrir cosas de lo más divertida.
Luego llegó la juventud, la independencia… todo un regalazo. La joven Tatianita se mudaba a Bruselas y allí tuvo tiempo para conocerse, para ser consciente de lo que le gustaba, cómo le gustaba hacer las cosas, cuáles eran sus fortalezas, sus tiempos. Sin duda alguna la juventud fue una de las etapas más importantes y que marcaron todos los años que vinieron después ya que me dió serenidad y seguridad en mi misma. Esa serenidad y seguridad que alcanzas cuando no dudas de tí.
Y por último llegó la edad adulta, y llegó Juan. Y ¿qué decir que no haya dicho o escrito ya? Con él conocí el verdadero significado del amor incondicional, del amor sin intereses, la lealtad, la confianza, el respeto, la integridad y, una cosa mágica y maravillosa: pude sentir que para él yo era su prioridad y él era la mia,
Y así compartimos durante veinte años un mismo plan de vida, un mismo propósito de vida en el que, independientemente de las adversidades que iban apareciendo, la única opción posible para nosotros siempre era solucionarlo juntos. Y así viví a su lado, con la seguridad que da sentir que tienes a alguien que siempre te va a cuidar, que siempre va a ser tu apoyo y que siempre va a estar a tu lado. Luego llegaron los niños, con los que formamos un gran equipo, que fueron los que nos hicieron sacar la mejor versión de nosotros mismos y desarrollar habilidades que ni sabíamos que teníamos. Y cuando parecía que empezábamos a rebajar la intensidad, a tener una vida más tranquila, sin tantos sobresaltos, que teníamos trabajos estables, los niños iban creciendo… la vida dio un giro de ciento ochenta grados y nos dio doce meses para despedirnos.
Desde entonces han pasado dos años en los que he tenido que aprender a moverme sola, a tomar los mandos del equipo y en los que he ido intentando reconstruir el equilibrio y la harmonía de nuestro hogar, permitiendo que cada uno de nosotros fuera reajustandose y encontrando la forma de convivir con su ausencia poniendo en valor todo lo bueno que habíamos recibido y seguimos recibiendo de la vida. Para lo cual he necesitado concentrar todas mis energías en ese proyecto, el más importante hasta ahora de toda mi vida, siendo plenamente consciente de la responsabilidad que tengo y del impacto que una buena gestión emocional es para cada uno de nosotros hoy, pero sobre todo para nuestro futuro. Y he contado con gente maravillosa que me ha ayudado muchísimo a ir gestionando gradualmente el día a día, que hemos trabajado codo con codo, hasta conseguir tener todo bajo control con la serenidad y seguridad que da no sentirse sola.
Y así es como llego a los cincuenta: con sentimientos encontrados y con una nueva versión, distinta de las anteriores, de mi misma: Tatiana 5.0.: más reservada, mas calmada, más reflexiva, más transcendental, más ordenada, más analítica… que cada día se levanta con una sonrisa al sentir el regalo que es volver a despertar un día más. muy orgullosa de cada avance que logramos, aceptando la vida que tengo en su totalidad y actuando en consecuencia: con mi mochila, mi soledad, mis alas, mis zapatos, mis recuerdos, mis heridas, mis vivencias, mis hijos, mi familia, mis amigos, mis intensas, mis intensos, mis momentos de desconexión social, mis momentos de reflexión, mis días buenos, mis días malos, mis días en los que todo lo veo azul y mis días en los que lo veo bastante gris…
Una Tatiana 5.0 que ha entendido que la vida puede acabarse en cualquier momento y cuyo objetivo principal es vivir tranquila, con gente que sume y acompañar a sus hijos en su camino. Una Tatiana a la que le gusta disfrutar de la calidez del hogar, de una tarde de peli y manta, a la que le encanta nadar, ir en bici, surfear, esquiar, leer, pasar horas escribiendo (aviso que ya estoy preparando nuevos libros)… y ya no piensa ni en la semana que viene, ni en el mes que viene por si no llega, por si no está, por si no estas, por si no estamos, por si te fuiste, por si decidiste que ya no estuviera en tu vida por el motivo que fuera, o tú en la mía, por si cambiamos… Una vez me dijo mi padre que lo importante cada día era saber elegir lo que querías hacer y con quien querías hacerlo para que cuando llegase el final del día, al apagar la luz y cerrar los ojos pudieras dormir con la tranquilidad que da elegir correctamente y acompañarte de personas que vibran en tu misma frecuencia.
Y es que a lo largo de cada uno de los días tenemos la posibilidad de elegir cómo queremos vivirlo. No podremos cambiar las circunstancias que nos rodean pero si como vivirlas . Recientemente, hablando con una persona que considero que es una de las mas positiva que he conocido, una persona a la que descubrieron innumerables metástasis de cancer, si no tenía miedo me dijo al instante: por supuesto que si. Y continuó diciéndome que aunque no sabía si podría vencer al cáncer, no le iba a dejar que cambiase la forma de relacionarse con él, ni de vivir su día a día. Y desde ese día es el ejemplo que comparto a los que me preguntan cómo estoy o cómo estamos. Aquellas personas que sutilmente intentan saber si me dan bajones, o tengo momentos de tristeza. Al instante digo: por supuesto que si, hay dias que me dan bajones y tengo momentos en los que la soledad y la tristeza aparecen intensamente en mi vida. Y cuando pasa me retiro: dejo que entre, le doy el espacio y el tiempo para sentirla, para entenderla. Y una vez aceptada sigo haciendo cosas, porque me gusta darle su espacio… pero por un tiempo limitado.
Y si bien el balance de los cincuenta años no podría ser mejor, tengo que decir que los tres últimos han sido años muy intensos, extremadamente difíciles y exigentes y que han sido posibles gracias a unas personas-regalo a las que estoy sumamente agradecida y que me han acompañado día a día: un pequeño y reducido número de personas que están a mi lado, mis valientes, mis intensos, mis incondicionales: muchas gracias por no soltarme jamas de la mano, por querer saber, por querer escuchar sin juzgar, por tirar de mi, por no dejarme que me escondiera en mi caparazón sola, por elegir estar en los momentos más difíciles (cuando lo más sencillo es compartir los faciles), por escuchar incondicionalmente aunque muchas veces escuchar fuera doloroso, por hacerme pensar, por empujarme a tomar decisiones cuando me bloqueaba, por vuestra paciencia, vuestro cariño, vuestro tiempo… por todo. El camino ha sido largo y el camino no ha sido fácil ( sólo nosotros sabemos los detalles) y no habría llegado hasta aquí hoy sin vosotros. Vosotros me habéis ayudado a poner la base sobre la que construir el resto y por ello os estaré eternamente agradecida. Y por supuesto, quiero agradecer también a aquellos que habéis estado y estáis en una segunda linea y siempre que hablo con vosotros es para darme cariño, porque cada gota de cariño es un regalo.
Y este es mi mini resumen de cómo he llegado hasta aquí, de mis cincuenta años de los que no quitaría ni un solo año, ni un sólo mes, ni un sólo recuerdo de mi vida porque todo ha sido un regalo. Y aunque cada vez que miro hacia atrás ¡por supuesto que hay cosas que me gustaría no haber tenido que vivir! Y ¡por supuesto que echo muchas cosas de menos! (a Juan, a mi padre, incluso a veces echo de menos a alguna de las Tatianitas: la menos reflexiva, la más impulsiva… ) Me gusta la Tatiana 5.0. con sus cincuenta años, sus cuatro hijos y una vida aún por delante por descubrir… o no, quién sabe. Porque si alguien me hubiera dicho hace veinticinco años que iba a vivir todo lo que he vivido le habría dicho que estaba equivocado. Así que ¿cómo adivinar lo que la vida me va a traer? Sólo espero que sean años que me permitan seguir aprendiendo y disfrutando del maravilloso regalo que es vivir y así poder seguir recordando año tras año el 8 de julio que vuelve a ser mi cumpleaños.
Un abrazo enorme, muy feliz día y muy feliz verano
Tatiana

Abro el correo un Lunes en el que tengo un poco de cansancio por los trasnocheos del fin de semana reunida con gente de esa que suma y por la que dejas de dormir lo que necesitas para recibir «alimento para el alma»…y ¿qué me encuentro? Que es tu cumpleeee!! Y menudo CUMPLEEEE!!! FELICIDADES, TATIANA!!!…si me permites, lo voy a titular 5 décadas de regalos, porque resume tu texto…porque todo lo ves como un regalo y enfocas desde ese punto de vista la vida…y yo, que también soy muy de esas..,quiero seguir adelante, acercándome a esa cifra 5.0, con la misma idea, no quiero perderla de vista, a pesar de las dificultades que a veces se presentan….y que se hacen conscientes al leer tus reflexiones. Hoy celebro que tu madre trajese al mundo un 8 de Julio de 1974 a alguien tan especial como tú y me quedo con eso, porque es lo que HOY toca recordar y sentir. Un abrazo de los que quiten el hipo, Tatiana!! ??
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