¡¡Hola!! 

Ya estamos a 8 de julio y un año más os escribo para recordaros que ha llegado mi cumpleaños y ya son ¡¡46 añazos!! Sólo de ver la cifra me dan mareos. Y no es porque sea de esas repelentes que quieren quitarse años, que ya sabéis que no, sino porque simplemente me sigue impresionando el número. Parece mentira que ya hayan pasado tantos años, haya vivido tanto y me hayan pasado ¡¡tantas cosas!! 

Pero no es el único cumpleaños en casa, «Un día cualquiera» también cumple años, nada más y nada menos que 6 añitos, y aunque empezó como un sitio para compartir se ha convertido en parte de mí, de reflexión, donde estoy conociendo gente maravillosa y estoy aprendiendo muchísimo a través de las redes sociales.  Hace unos días inauguramos, como seguramente ya sabrás, la sección de entrevistas que nace con el fin de aportar mi pequeño granito de arena en el fomento del consumo. En ella iréis conociendo un poquito más a pequeñas empresas que nos contarán lo que hacen y como han pasado estos meses con el confinamiento. Si aún no habéis entrado ya tenéis la primera entrevista … www.undiacualquiera.net

¿Con cuál de todos estos años me quedaría si tuviera que elegir uno? Pues no se… creo que me quedo con todos,  porque todos han sido muy especiales.  Sin embargo tengo que reconocer que la intensidad de este año, con operación de rodilla, el coronavirus, el confinamiento, la casa-escuela lo hace único.

La parte del confinamiento y los niños fue de una improvisación e intensidad sin igual. Si alguna vez había dudado lo que pueden llegar a hacer los niños,  a lo largo de este año han demostrado que están preparados para lo que se les ponga por delante con una gran naturalidad, con mucha alegría y con una gran sentido de responsabilidad. Empezaron el curso con la intensidad de siempre (colegio, deberes, baloncesto, rugby, partidos, excursiones, cumpleaños, fiestas de amigos…) Y de la noche a la mañana ¡todos a casa! : El colegio se terminó, dejaron de hacer deporte, se acabó su vida social y se tuvieron que quedar en casa semana tras semanas sin una fecha clara de cuando iba a acabar y cifras de muertos que subían día tras día. La casa se transformó en 24 horas en un colegio donde los niños aprendieron a conectarse a clases a través de videoconferencia, a chatear, a enviar tareas de forma digital… Eso sí… tras un trimestre en casita llegó el fin de curso y los niños estaban felices porque ya no iban a tener que madrugar, podrían jugar sin mirar el reloj y nosotros más felices aún de dejar «3 en 1»: padres, maestros y soporte TI .   

El episodio de la rodilla fue marcando mi día a día y es que todo esto comenzaba unos días después de que me operasen del Ligamento Cruzado Anterior, de hecho acababa de volver de la revisión cuando empezó el confinamiento por lo que el postoperatorio lo hice en casa rodeado de niños tele-estudiando. Al principio iba con dos muletas y una bolsa colgada para llevar el móvil y las cosas que necesitaba, luego pasé a llevar una sola muleta y luego sin muletas aunque cojeando. A toro pasado, no sé si fue mejor ni peor, lo que sí que se es que la situación me obligó a dejar de ser yo el centro de atención y tener que esforzarme por estar pendiente de los niños. El dolor lo iba controlando con pastillas (aunque tuviera que acortar las horas entre pastillas) y además entre clase y clase iba haciendo ejercicios y me daba masajes en la rodilla para activar la circulación y hacer que poco a poco fuera drenando. Sin embargo, las complicaciones a veces pasan y pasaron. Tuve un derrame y me tuvieron que pinchar en la rodilla, una celulitis y pasamos un par de meses en el que las noches durmiendo fatal que me recordaban mucho a esas noches con los trillizos recién nacidos en lo que ya no sabías si habías llegado a dormir algo, salvo que ahora en vez de niños me despertaba el dolor de la rodilla. Con la llegada de las fases, pude empezar la rehabilitación y la rodilla ha ido mejorando. Ahora ya solo queda acabar de ganar musculatura (para lo que estoy haciendo ejercicios de forma intensiva) para que la rodilla esté estable y ¡listo! No me voy a creer el día que vuelva yo a la normalidad. 

Pero tengo que decir que aunque hemos vivido momentos duros, momentos de gran intensidad, también hemos recibido mucho y si tengo que hacer balance ha sido muy muy positivo: Una de las cosas más maravillosas que nos ha traído el confinamiento ha sido tiempo: Tiempo para jugar, tiempo para hablar, tiempo para leer, tiempo para descansar, tiempo para ver series en la tele, tiempo para pensar, tiempo para hacer las cosas bien, tiempo para ordenar, …También tuvimos la oportunidad de vivir momentos únicos como el lanzamiento de la “Dragon Crew”, un momento histórico que pudimos seguir con una nitidez que a veces te hacía pensar que estabas viendo una película. Las imágenes de la Dragon Crew acercándose a la Estación Espacial Internacional eran imágenes perfectas. Y ahí estuvimos el día en el que estaba programado el lanzamiento, el día que finalmente se lanzó y el día de su acoplamiento con la Estación Espacial Internacional. También hubo momentos solidarios y tuve la gran oportunidad de poder colaborar con distintas organizaciones para llevar bizcochos a los sanitarios y preparar mascarillas, en el momento que eran necesarias. Esto fue toda una lección de solidaridad, voluntariado y generosidad para los niños que se volcaron desde el primer día en dedicar su tiempo a los demás.

Pero también por supuesto ha habido tiempo para enfadarnos, desenfadarnos, pasar del amor al odio, del “eres mi mejor amigo” a “no quiero volverte a ver” y del “hoy duermo solo” a “dormimos todos juntos”. Y en ese preciso momento estamos ahora. Durante todas estas semanas han encontrado tantas cosas divertidas cuando han apartado las diferencias… que no pueden parar de reír, los días se les hacen cortos, las sobremesas las alargarían una hora más y el tiempo de juego lo extenderían a todo el día… Y yo me quedo embobada mirándoles, con una sonrisilla de “está pasando”, nadie esta peleándose, que hasta hago la vista gorda si solo la lían un poquito para no romper la Magia porque en cualquier momento se volverá a rompar. Así que no puedo estar más feliz, tranquila y agradecida por estos momentos donde el cuarto es como un cuento y nuestra vida un regalo.  


Y como cada noche, aquí estoy con mi ordenador, cuando ya están todos durmiendo dulcemente, disfrutando del silencio de la casa, un silencio que me sabe a gloria y que me permite pensar sobre el día y los momentos únicos que  estamos viviendo. Como comentaba un día en Instagram, son momentos que seguramente nunca olvidaremos, como muchos de vosotros; nunca olvidaré todas las mañanas que he despertado a los niños sin ver el reloj, ni todos los desayunos en familia entre semana, ni las mañanas de tele-estudio, ni los 100 menús exprés distintos que hemos cocinado, ni los experimentos que hemos hecho, ni todos los juegos a los que hemos jugado, ni las merendolas que hemos organizado para disfrutar de las tardes lentamente, ni las pelis y series que hemos visto, ni los zooms que hemos organizado, ni los regalos online que hemos regalado, ni las fiestas pijama que hemos montado… y es que en cada momento de la vida también se puede sacar muchas cosas buenas, emocionantes e inolvidables. 

Espero que todos estéis bien, seguid teniendo precaución y cuidándoos mucho para que así, cuando sea posible,  podamos volver a vernos y achucharnos.

Un abrazo enorme y muy feliz día.

Tatiana